La ilusión es, entre otras posibilidades, una esperanza cuyo cumplimento se presenta especialmente atractivo. Así las cosas, quienes somos lectores, vivimos al amparo de una ilusión: la del descubrimiento de ese autor, cuya obra, hasta hoy desconocida para nosotros, y de pronto descubierta, se convertirá en un parte aguas, según un antes y un después, en nuestro ir y venir por el cosmos (que fácilmente puede convertirse en caos) de la literatura.